Una dura lección para aprender sobre gestión de riesgos
25 de octubre de 2023, es una fecha que ya forma parte de la galería de catástrofes naturales del litoral mexicano del Pacífico, que como vimos de pacífico no tiene nada.
Una tormenta tropical que se dirigía sin pena ni gloria hacia el municipio de Acapulco, Guerrero en México, mostraba un comportamiento que los mejores modelos de predicción del Centro Nacional de Huracanes perteneciente a la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NHC/NOAA por sus siglas en inglés), apuntaban a que, en el peor de los casos, alcanzaría la intensidad de un huracán Categoría 1, algo que resultaba muy familiar para los habitantes de la región.
Con ese pronóstico, autoridades, habitantes y turistas se prepararon para enfrentar algunas horas de mal tiempo, con fuertes vientos e intensa lluvia.
Se establecieron los protocolos de actuación que fueron adecuadamente diseñados por los expertos para hacer frente a situaciones similares.
Para algunos era su “primer experiencia” de huracán y eso les llenaba de adrenalina y emoción por la aventura que podrían contar a su regreso.
Hubo algunas voces en redes sociales que advirtieron como profetas en el desierto, que este meteoro podría alcanzar una fuerza mayor a la estimada, sobre todo a unas horas de que el fenómeno afectara tierras guerrerenses.
Las imágenes que ha publicado la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA por sus siglas en ingés), demuestran la devastación causada por Otis, ya que no sólo causó severos daños a construcciones e infraestructura de Acapulco sino que también dañó a la flora y fauna del lugar, llegando incluso a alterar con sedimentos y sólidos en suspensión la conocida Laguna de Tres Palos
Imagen del 21/09/2023 (Fuente: NASA)
Imagen del 31/10/2023 (Fuente: NASA)
De acuerdo con las estimaciones de Fitch, la pérdida total estimada sería de USD 16,000 millones y de este monto, según lo publicó Forbes con base en cifras de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros, sólo USD 661 millones sería cubierto por las pólizas de seguros contratadas y vigentes al momento de ocurrir la catástrofe.
Se está trabajando intensamente para recuperar lo antes posible las áreas básicas de soporte para la actividad turística, principal actividad de la región. En este proceso intervienen autoridades de los diferentes niveles de gobierno, de diferentes secretarías de estado y de diferentes estados del país, así como empresarios locales y nacionales, también entidades de ayuda internacional se han unido en este esfuerzo. Las entidades aseguradoras actúan de forma proactiva haciendo anticipos sobre las indemnizaciones estimadas, para contribuir a una pronta recuperación de los activos de sus asegurados. También, desde le pasado 14 de noviembre se anunció la entrega de materiales para la reconstrucción de casas-habitación.
Una actual preocupación son los riesgos que pueden afectar la salud urbana, como la transmisión de enfermedades por la presencia de insectos vectores y roedores, esto obliga a establecer protocolos estrictos para el manejo de los residuos y escombros “in-situ” de forma rápida y segura.
Finalmente, los daños identificados en la zona urbana del puerto son enormes pero eso no puede distraernos de las también severas afectaciones que se alcanzaron en la parte rural que le rodea. Lamentablemente muchos productores agropecuarios, al no contar al menos con un seguro para sus activos productivos, tendrán que esperar a programas asistenciales para retomar la actividad.
Esta catástrofe, al igual que otras ocurridas en México y otros países de la región, han dejado en claro:
- A pesar de las experiencias del pasado, seguimos sin priorizar la gestión de riesgos.
- Falta personal especializado que contribuya a diseñar, mejorar e implementar la gestión de riesgos en nuestra sociedad.
- Es necesario fomentar una cultura para la gestión de riesgos iniciando desde la educación básica.
- Se deben impulsar las medidas ex-ante como es el consumo de los instrumentos para transferencia de riesgos, lo que reduciría las medidas expost como el tener que asignar partidas presupuestales de emergencia. .
- Los planes para gestión de riesgos agroalimentarios, son prácticamente inexistentes y esto debe ser uno de los primeros temas a abordar en nuestras latitudes.
INPEIRA y ARADO Consultores, estamos a las órdenes de las autoridades, empresarios y familias que deseen iniciar con la elaboración de su propio plan para gestión de riesgos.
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